PAISAJE LUNAR, UN PASEO POR LAS MINAS

PAISAJE LUNAR, UN PASEO POR LAS MINAS

PAISAJE LUNAR, UN PASEO POR LAS MINAS

Lo maravilloso de caminar por lugares que tienen millones de años, es descubrir un poquito de lo que cada uno de los que allí un día vivieron, dejaron para  que años más tarde se convirtiera en nuestro recreo mental.

Y hoy me invitaron a un paseo donde me dijeron que disfrutaría de algo lo más parecido a un paisaje lunar.

Un lugar donde los romanos encontraron los grandes filones de la minería que explotaban hasta encontrar agua,  y que aún así, ellos no se rendían. Utilizaban máquinas a vapor, que bombeaban el agua para continuar su trabajo y extraer plata, plomo, pirita y tantos minerales deseados que había en este lugar.

Una subida preciosa hacia casi la luna nos guía el camino esta tarde. Desde lo más alto nos deleitamos con las vistas del Castillo de los Vélez de Mazarrón. Me cuentan algo curioso. Bajo este lugar se encontró la mina de San Carlos,una mina que no resultó ser el tesoro que esperaban. Así que el pobre castillo quedó hueco por dentro y no tenemos la suerte de poder visitarlo. Pero fue y será un referente del esplendor de la minería de Mazarrón en el siglo XIX.

¿Sabéis que cada una de las minas que encontramos en este lugar tienen nombres de santos? Dicen que era por el culto y símbolo de protección a estas personas que sufrían un trabajo tan duro.

Me cuentan que la mina de Santa Ana es la más importante, porque fue allí donde se encontró “el filón prodigio”. Esa veta de mineral que en algunos de sus tramos el grosor llegaba a tener más de 300 metros.

Y entonces es cuando me paro y me alejo del grupo, siempre necesito estar unos instantes evadida de todo, en paz. Imaginando, observando ver bajar a los mineros hacia esas casas que parecían salir del hueco de la montaña. A esos niños, pequeños todavía, pero de manitas menudas y peso ligero que entraban y salían de las galerías, de aquellas en las que los adultos no tenían acceso.

De aquellas familias que acudían a comprar al economato propiedad de los dueños de las minas, para llevar a casa pan y leche.

Respiro con un halo de tristeza y observo dando una vuelta muy lenta de 360 grados. Sé que no estoy en la luna, pero hay trazos de lagos amarillentos, de pozos rojizos, de montañas coloreadas de tonos granates y morados que hacen de éste, un momento especial.

¿A que algunos no conocíais que este lugar ha sido elegido por cantantes como Luz Casal y el grupo Auryn, con Blas Cantó para grabar sus video clips?

Incluso he escuchado que alguna marca de automóviles también ha llegado hasta aquí, a este lugar de historia infinita.

¿Eso de allí es un castillete? Me resulta familiar, vi uno similar en La Unión, aunque este es de madera.

Y los pozos, de profundidad similar a 17 pisos, donde bajaban los mineros con una especie de ascensor para su trabajo en las galerías.

Me cuentan que los pozos también tenían nombres y me parece escabroso, porque uno de ellos se llamaba “no te escaparás”. Creo que no hace falta explicar más.

La peligrosidad y la esclavitud de este trabajo han dejado marcadas a muchas familias durante años.

¿Habíais escuchado que el día 16 de febrero Mazarrón olía a muerte? Por favor, no olvidéis esa fecha.  28 fallecidos en una mina en 1893. Trabajadores de la zona e ingenieros alemanes que contentos habían venido a ampliar las galerías para gozar de un trabajo más cómodo y productivo, fueron las víctimas de ese accidente.

Dicen que un alemán envió un telegrama a su familia, para contar que habían llegado y estaban todos bien. Y que en su chaqueta, cuando falleció, llevaba el resguardo de aquel mensaje de tranquilidad que días antes había enviado a su esposa.

¡Cuántas historias, cuántas familias, cuánto trabajo, cuánta diferencia entre clases sociales!

Burguesía y clase trabajadora convivían con una desigualdad inmensa.

Burgueses con agua potable sin límites y mineros que sufrían cortes de agua siempre que hiciera falta para el trabajo en las minas.

Mineros que transportaban primero los minerales en burro de Mazarrón al puerto y que después lo hicieron con los adelantos de un tren de madera que una empresa de Águilas, junto a la electrificación y el telégrafo, dotó a este lugar de un mayor esplendor y adelantos.

Pero en la vida todo son subidas y bajadas. En el siglo XX el precio del plomo descendió más que la profundidad de los pozos y aquel lugar que rebosaba de población, entró en la peor crisis económica hasta aquel momento.

Dicen que la empresa de Águilas arrancó hasta las vías de los trenes. Una pena, porque este paisaje con signos de abandono que a mí me encanta,hubiera sido más espectacular aún con aquellas vías que podían contar miles de hazañas.

Y así fue como tuvieron que reinventar o morir. Recuperar la agricultura y la pesca que tanto definen a éste lugar de la costa del mediterráneo.

Bueno, eso y el boom turístico que en los años 70 comenzó y que hoy continúa para regalarnos noches de verano de ocio y buena gastronomía, enmarcadas por las luces del paseo marítimo, los mástiles de los barcos, el faro y unas playas infinitas con olor a mar.

FELIZ DOMINGO LUNAR

EVA GARCÍA AGUILERA