LA PRIMERA PARROQUIA DE ESPAÑA EN EL BARRIO PESQUERO DE SANTA LUCÍA

La Ventana de Eva
La Ventana de Eva
LA PRIMERA PARROQUIA DE ESPAÑA EN EL BARRIO PESQUERO DE SANTA LUCÍA

LA PRIMERA PARROQUIA DE ESPAÑA EN EL BARRIO PESQUERO DE SANTA LUCÍA

 

Soy de La Isla, ya lo sabéis. Del barrio pesquero de Santa Lucía. Lo recorría desde el Pinacho hasta la Calle Monroy en bicicleta, paraba anca Ana María a recoger unas medias a mi abuela, pasaba por el estanco a comprarle a mi padre un paquete de Fortuna y Pictolines, compraba en el kiosco de Paquico la Súper Pop y ya de vuelta pasaba por la CAM y pedía un extracto bancario de la cuenta de La Mufla. Claro, todo ello con la autorización de mi padre. Sobre todo lo del tabaco y la Caja de Ahorros, ja, ja. Eran otros tiempos.

Domingos de misa con mis amigas, y después pasar por el Meli y comprarnos algún lápiz o goma a juego de la colección de Candy Doll. Había en la iglesia de Santa Lucía un monaguillo que tocaba la guitarra. Y yo, que estaba deseando tener una y aprender, le convencí para que me enseñara algunos acordes. Los justos para poder sacar de oído las canciones de mis grupos favoritos. Y así comencé a pasar algunas tardes en el salón parroquial con Antonio, creo que se llamaba, pero no lo tengáis muy en cuenta, porque yo la memoria… Me compraron la guitarra e hicimos un pacto. Tocaría la guitarra en las misas de Primera Comunión ese mes de mayo y a cambio me seguiría impartiendo sus clases.

Así que pasaba del ritmo de alabaré alabaré, al de Sufre Mamón de los Hombres G o Allí me colé de Mecano.

En aquella época la iglesia de Santa Lucía era como el patio del colegio para mi amigo y escultor Quirós. Fue donde mi amigo el Hita sintió la llamada y se marchó al seminario. Hace un tiempo me enseñó las cartas que nos escribíamos entonces. A ver si consigo que me haga alguna copia, no tienen desperdicio.

Y yo…, no, yo nunca tuve esa llamada. Yo comencé mi adolescencia y seguí tocando la guitarra, persiguiendo a mis ídolos en los camerinos, bajando al Big Burgui y al cine con mi amigo Hita cuando venía del seminario. Incluso le tenté a entrar en algún pub, pero se resistió. Al final su camino fue otro y hoy es feliz con su familia, pero donde hubo siempre queda.

Pero voy a centrarme, que me emanan los recuerdos y no paro. El caso es que hace unas semanas escuché que había un nuevo párroco en la iglesia de Santiago Apóstol, así se llama la iglesia de mi barrio. Lázaro, que es párroco en San Ginés de la Jara y que he coincidido con él en algún evento que otro. Un cura de espíritu joven, cercano, alegre y con una vocación eterna.

¡Qué casualidad! Llevaba tiempo con ganas de contar la historia de esta parroquia, porque, ¿sabéis una cosa? Es la primera parroquia de España.

Pero todavía hay más. Dicen que el apóstol Santiago entró por el puerto pesquero para traer la voz del Evangelio.

 

Así que no lo dudé un segundo y llamé a Lázaro. Porque sabía que con él me iba a sentir muy cómoda y que me lo iba a contar todo genial.

Y con un café y un zumo de naranja en una cafetería frente a la Iglesia y la plaza donde jugué de niña, comenzamos a charlar.

¿Y sabéis qué ocurrió? Además de que Lázaro habla más que yo…Sí, os digo yo que sí. Que de repente me entraron ganas de saber de él, de conocer cómo llega la vocación, de las experiencias, de si compensa… Y una cosa llevó a la otra y quedó una historia así de bonita:

Lázaro tiene 59 años, y aunque nació en Molina de Segura, al final uno se siente de cada lugar en el que ha vivido y donde le han tratado bien. Me cuenta que lleva 33 años siendo cura, porque se ordenó el 1 de agosto de 1992. Y por eso dice riendo que entre ellos se llaman los curas olímpicos. Por las olimpiadas de Barcelona 92. Ya sabéis, Freddie Mercury y Montserrat Caballé cantando Barcelonaaaaaa. Lo estáis cantando, lo sé.

¿Siempre quisiste ser cura? ¿Cómo sabes que esa es tu vocación?, le pregunto a Lázaro.

Y él me contesta sin pensarlo…

Tengo la fecha concreta, te lo voy a contar tal y cómo lo viví. Aunque ahora lo veo como un planteamiento muy infantil…

Es entonces cuando abro mucho los ojos. Porque un 6 de agosto del 78 fallece el Papa Pablo VI. Y me cuenta Lázaro que salió en todas las noticias. Tenía 13 años y que en aquel momento pensó…

Se ha muerto el Papa, así que a un cardenal lo harán papa, y hará falta un nuevo cardenal, así que a un obispo lo hacen cardenal y falta un obispo, así que a un cura le hacen obispo y falta un cura… ¡Pues yo!

Sonrío. Le imagino con esa ilusión, esperando a que llegara su turno. Porque él me cuenta que iba con su madre y su hermano a misa, y que se quedaba embelesado con aquellas ceremonias.

Así que lo tuvo claro, entró en el seminario cuando tenía 14 o 15 años. Pero claro, allí no recibía ese derroche de amor y mimos que tenía en casa. Me habla con cariño de la Dolores, su abuela, y de cómo competía con su madre para que fuera el niño de sus ojos. ¡Y a los quince días dijo que se marchaba de allí!

Pero no, se quedó tres años más, aunque no le gustaba sentir que había muchos seminaristas que no tenían devoción, así que en ese momento sí decidió salir a la vida cotidiana, tomarse un tiempo hasta tener claro que aquel era su lugar.

¡Un 29 de junio, con un calor sofocante que no le dejaba dormir, sintió esa llamada! Era el día de San Pedro, y me cuenta que se recreó en el pasaje de QUO VADIS entre Jesucristo y San Pedro y…

¡Se dio una segunda oportunidad, en seis años finalizó su carrera y llegó al interior de su vocación!

Y en esta mañana agradable desde donde huele a salitre, me dice Lázaro que se ha perdido el sentido de la fe, que hay falta de curas y que él cree que se debe a que hoy en día tenemos muchas propuestas de felicidad. Que buscamos ser felices, porque estábamos en el paraíso y nos expulsaron, y queremos recuperar esa felicidad.

La culpa la tuviste tú, Eva, me dice. Ja, ja, ¿yo? ¡Pero si me colocaron el María cuando me bautizaron para que no fuera pecadora!

Le pregunto, Lázaro, ¿qué es lo más duro y lo más gratificante de tu trabajo?

Y me responde que lo más duro y frustrante es predicar en el desierto. Tropezarte con gente que te desilusiona cuando trabajas con ellos y no consigues que cambien, que sean buenas personas. Que no todo el mundo que está en la iglesia es bueno, que hay mucha hipocresía y que a veces, la persona más sencilla, la que pasa más desapercibida es la de mejor corazón.

Y lo más gratificante, ese agradecimiento de las personas que están en los hospitales, de los enfermos y sus familias.

Durante tres años estuvo sustituyendo en muchas celebraciones al capellán de la Basílica de la Santísima y Vera Cruz de Caravaca en el castillo de la ciudad. Fue una experiencia muy bonita para él, porque le permitió estar cerca de la Cruz de Cristo.

Catorce años en el hospital de la Arrixaca y diez años que lleva como capellán del Hospital de Santa Lucia y Santa María del Rossel, ha hecho que conozca bien el mundo de los enfermos y los familiares.

Oye, Lázaro, le digo. ¿No habíamos venido a hablar de la Iglesia de Santiago Apóstol?

Sí, sí, vamos a recapitular Eva, que me pongo a hablar…

Un inciso, mis queridos lectores. Sí, es cierto que os iba a contar un montón de cosas sobre la Iglesia de Santa Lucía, la iglesia Santiago Apóstol, la primera Parroquia de España… Pero es que me lío, me lío y…

¡Volvemos el próximo domingo!

Continuará…

FELIZ DOMINGO

LA VENTANA DE EVA  (Eva García Aguilera)