LA VENTANA DE EVA CON PEDRO SIMÓN, EN EL MIRADOR DE BAHÍA DE PUERTO DE MAZARRÓN. MARES DE PAPEL

LA VENTANA DE EVA CON PEDRO SIMÓN, EN EL MIRADOR DE BAHÍA DE PUERTO DE MAZARRÓN. MARES DE PAPEL
Hace unos días, concretamente el pasado 19 de agosto, tuve la suerte de compartir un tiempo bonito con el escritor y periodista Pedro Simón. Todo ocurrió en un mirador con atardeceres rosas, un enclave precioso en la Bahía del Puerto de Mazarrón, gracias al Ayuntamiento, que cada año nos regala música, teatro y encuentros con el autor bajo la magia de MARES DE PAPEL, conducido por Encarna Talavera.

Pedro Simón es periodista en el diario EL MUNDO. Estos días he leído muchos de sus reportajes, algunos, la mayoría, tremendamente duros. Pero me ha hechizado su manera de contar las cosas, de hacernos llegar la verdad de una manera indescriptible. Por ello no me sorprenden los premios en su carrera; Ortega y Gasset 2015, finalista de los premios de la Fundación Gabo en 2020…
¿Pero sabéis una cosa? A él eso de los premios no creáis que le eleva el ego, que le convierte en alguien distinto a quién es.
Creo que mi siguiente lectura será Crónicas Bárbaras, una antología de sus reportajes que me llama mucho la atención.
Pero vamos al grano. Unos días antes estuve hablando con Pedro Simón. Quería que supiera que la chica con la que se iba a encontrar no era periodista, ni escritora, pero que había conectado con su forma de escribir, de comunicar y que había ocurrido un clic al encontrar coincidencias en su manera de ver y entender la vida. Así que le conté que cada domingo escribo en mi sección LA VENTANA DE EVA en el diario digital Cartagena Actualidad, y que sólo lo hago sobre lugares, personas que me ilusionan.
¿Hay algo mejor en la vida que hacer las cosas con ilusión?
Y él me dijo: Será un inmenso placer tenerte cerca allí ese día y conversar de lo que quieras.
Leer nos hace imbatibles y mejores. Y nos da la oportunidad de seguir creciendo.
Así que a las nueve de la noche, del pasado sábado, después de presentarnos, nos sentamos en un banco de madera con vistas al mar. Sencillo que es Pedro, huyendo de camerinos comenzamos a charlar, como dos viejos amigos. Yo con admiración infinita e ilusión contenida, y él tranquilo y abierto.
Venía a hablar de sus novelas. Los ingratos y los incomprendidos. Y en el horno esa tercera que se llamará Los…
Yo llevaba el primero en mis manos. Un libro imprescindible. Pedro me dijo, es un libro para regalar, para decirle a esa persona que lo recibe, gracias, te quiero.
Es un libro de verdad, con una protagonista, Emérita, que llega al alma.
Y al alma me llegó cuando cogió su teléfono móvil y me enseñó la fotografía de esa señora por la que se ha vaciado en estas páginas. Una historia detrás de las que a veces a mí me ocurren. Eso pasa cuando investigas y no te conformas hasta que llegas justo donde querías.
Contuve las lágrimas, un poco. Vaya, y con algo más que me enseñó, pleno de generosidad, que me guardo para mí.
Hablamos de la base de esos libros, de la familia, de que somos lo que hacemos, de las incomprensiones generacionales, de ser de verdad.
De los recuerdos, la nostalgia y los trasteros a los que nos da miedo bajar.
“PRUEBA DE SONIDO”
Vaya, me he quedado con ganas de un poquito más de ti, Pedro Simón.
Gracias por tu naturalidad, generosidad, por los consejos sobre la felicidad.
Por compartir que te gusta escribir escuchando música clásica con el volumen al 3. Que no le facilitas a tu editor el libro hasta que no está terminado. Que te sientes más cómodo como periodista que como escritor. Que te gusta releer y subrayar los libros. Que los pueblos son santuarios de felicidad y que todo está en la familia.
Y por cómo hablas de la FELICIDAD. Armados para ser felices, dijiste. Que la felicidad no es el conjunto de las cosas buenas que nos ocurren, sino la gestión de las malas.
Voy a terminar con una frase del libro, una de tantas que me deja un vínculo bonito a ti. A ti, que serás protagonista de mi próximo proyecto, que lo habrá, y quizá el próximo año abras un libro precioso y este momento esté recogido en él, para una causa especial.
Veníamos de las paredes de adobe. Íbamos hacia el papel pintado. Aspirábamos a ser gotelé.

GRACIAS
Eva García Aguilera
LA VENTANA DE EVA