Gila y Europa: el caso "Isaac Peral"

¿Es el enemigo?… ¿Ustedes podrían parar la guerra un momento?
Estos días me he acordado de Miguel Gila, el inventor de esa forma de humor que ahora llamamos monólogos. Gila, que sabía -porque la sufrió- que la guerra era algo muy serio, hizo al respecto un humor negro y tierno a un tiempo. Nuestros políticos, sean progresistas o conservadores con igual marco mental, nos dijeron desde hace décadas que lo mejor era no tener ejército, o que fuera como el de Gila, chusco e ineficaz. La fuerza, la violencia son malas. Qué mejor cosa que quitar el ejército: ¡OTAN no, yanquis fuera! ¡haz el amor y no la guerra! El servicio militar mejor eliminarlo, mejor subarrendar los ejércitos y convertirlo en una ONG. El ejercito gubernamental que sea una organización no gubernamental. La cuadratura del círculo. Nada de mili ni ejércitos, mejor una flor. Es demasiado compromiso y así no manchamos las manos ni las conciencias de nuestros jóvenes. Mejor un ejercito que solo lo formen médicos, bomberos y músicos. Mejor la guerra de Gila, sí.

-Le llamo para un asunto de reclamaciones. Que de los seis cañones que mandaron ayer, vienen dos sin agujero. Pues estamos disparando con la bala por fuera.
Ahora observando la amenaza de los hijos de Putin, Europa ya sin yanquis (imposible no acordarse del Mister Marshall de las película Berlanga) necesita incrementar su gasto en defensa. Europa no contó con esta coyuntura; el caso español es particularmente grave por ser el que menos porcentaje del PIB ha estado dedicando a la Defensa durante décadas. Hace pocos años, Sánchez afirmaba alegre que había que suprimir el Ministerio de Defensa, pues el mundo era de color rosa; también Felipe González antes de llegar al poder sostenía que iba a eliminar a la Guardia Civil; Aznar quitó la mili, y Rajoy el impávido tampoco en Defensa hizo nada.
La presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen, alias Rotenmeyer, le ha dicho al doctor Sánchez que hay que aumentar muy mucho el gasto militar, y nuestro presidente sabe que tiene que obedecer, o se queda sin opciones de retiro europeo tras dejar Moncloa. Sanchez quiere ahora aumentar (o aparentar que aumenta) el gasto en Defensa, en contra de sus socios y sin pedir ayuda a las derechas. La guerra de Gila-Sánchez.
Dicen los economistas que coyuntura resulta ser lo que no es estructura. Nosotros tenemos un presidente coyunturalista: todo es accidental, todo es contingente y mutable. Por eso sus muchos eufemismos justificando los cambios de opinión -a veces copernicanos- a los que obligan las coyunturas.
El otrora Ministerio de la Guerra, se pasó a llamar en democracia Ministerio de Defensa. En la penúltima pirueta Sánchez nos ha dicho que no va a hacer inversión en guerra ni tampoco rearme. Nones. Su Sanchidad realizará inversión en Seguridad. Nuevo Ministerio de Seguridad, Solidaridad y Armas que No Maten. Todo ciencia, seguridad, industria y buenrrollito progre; tecnología y paz wokista. Rearmarse es una palabrota fea y pecaminosa.
Sin embargo Sánchez puede pinchar en hueso, porque en muchos asuntos no es que sea malo improvisar, sino que es simplemente imposible. La inversión en equipamientos, tecnología, entrenamiento, armamento y personal no se improvisa. En Cartagena se encuentra la base de submarinos de la Armada española y aquí entendemos bien que no se puede improvisar. Aquí nació Isaac Peral marino y militar cartagenero, el inventor del submarino.
Resulta que el estado español hace varias décadas decidió renovar su flotilla de submarinos; de los viejos cuatro submarinos clase S-70, solo está en activo el Galerna (S-71). Se previeron cuatro submarinos de la nueva serie S-80 para el año 2013. El proyecto de construcción ha sido de enorme complejidad, por técnica y por imprevistos. Entre otros motivos, en 2013 se detectó un problema de sobrepeso que requirió el auxilio de la industria estadounidense y obligó a los astilleros Navantia a alargar el casco para garantizar la flotabilidad de los buques. Los presupuestos se han ido incrementando un setenta por ciento sobre los inicialmente previstos. El primer nuevo submarino, el S-81, de nombre Isaac Peral, comenzó servicio activo en 2023, y hace pocos días ha realizado su primera incursión fuera del Mediterráneo.

Los submarinos españoles han sido pues un ejemplo de que la inversión en defensa, seguridad, disuasión y prevención bélica, requiere muchísima planificación y unas convicciones que no pueden ser coyunturales; justo lo contrario a la actual improvisación arrebatada de nuestro presidente y sus predecesores.
En evitar la guerra y consolidar la paz sobra demagogia y falta seriedad. Para unos ejércitos de chiste, ya teníamos a los de Gila
- ¿Está el encargado?
- (…)
- Que se ponga.
- (…)
- El submarino, de color bien, pero no flota.